miércoles, 15 de julio de 2009

No he olvidado nada

(Je n'ai rien oublié, de Charles Aznavour; Traducción: Miguel Sanz de la Hoz)

Nunca hubiera creído que nos reencontraríamos
El azar es curioso, provoca cosas
Y el destino apresurado toma una pausa
No, no he olvidado nada

Sonrío a pesar de mí mismo, al mirarte
Si los meses, los años marcan frecuentemente a los seres
Tú no has cambiado nada, quizás el peinado
No, no he olvidado nada

¿Casarme yo? No tengo ninguna gana
Amo mi libertad, y además, entre tú y yo,
No he encontrado a la mujer de mi vida.
Pero vamos a tomar un trago y háblame de ti.

¿Qué haces de tus días?¿Eres rica y plena?
¿Vives sola? Y entonces, ¿esa boda?
Entre nosotros, tus padres debieron morirse de rabia.
No, no he olvidado nada.

¿Quién me hubiera dicho que un día, sin provocarlo,
El destino de repente nos pondría cara a cara?
Creí que todo habría muerto con el tiempo que pasó
No, no he olvidado nada.

No sé qué decir, ni por dónde empezar
Los recuerdos hierven, invaden mi cabeza
Mi pasado renace desde el fondo de mi derrota
No, no he olvidado nada.

A la edad en la que llevaba mi corazón por arma
Tus padres, que tenían para ti otras ambiciones,
Rompieron nuestro amor e hicieron brotar lágrimas
Por un futuro elegido sobre su situación.

Quise volver a verte pero estabas encerrada
Te escribí cien veces, pero siempre sin respuesta
Me costó mucho tiempo antes de renunciar
No, no he olvidado nada.

Las horas corren et el café va a cerrar
Ven, te acompaño por las calles muertas
Como en el tiempo donde volaban los besos bajo tu portal
No, no he olvidado nada

Cada estación, era nuestra estación del amor
Y no nos daba miedo ni del invierno ni del otoño
Siempre es primavera cuando nuestros veinte años resuenan
No, no he olvidado nada

Me ha hecho bien de sentir tu presencia
Me siento diferente, como algo más ligero
A veces necesitamos un baño de adolescencia
Es bueno volver a las fuentes del pasado

Querría, si quieres, sin querer forzarte,
Volver a verte, en fin... si es posible
Si tienes ganas, si estás disponible
Si no has olvidado nada
Como yo, que no he olvidado nada.

(Dedié à Elle, celle qui sait qui est-ce Elle...)

L'Ecrivain

Entre les rideaux,

Comme le soleil du matin,

Tes yeux rencontreront les miens.

Les signales lumineuses

Que les cieux reflètent

Sur tes cheveux.

Longtemps d’attente,

On tue la solitude,

Ta bouche parlera en mille langues.

On invente les mots

Car aucune ne les exprime

Comme le cœur des idiots.

On réinvente l’amour.

L’écrivain appuis sa plume d’oiseau

Et le sang coule sur la feuille.

La chair séchée,

Les yeux vides,

Des insectes partout

Comme la foule au métro.

On prendra un coup, le soir.

Nos lèvres endormis, presque morts,

Renaîtront avec bonheur.

Bisous des Antilles,

Baisers des singes.

Il n’y a rien à dire,

Il y a tout à faire.

La brise souffle des mots anciens

A l’oreille de l’amant.

La peau, l’os, le sang,

Langue universelle.

L’amour se déguise en pêcheur

Pour aller aux temples

Où la honte n’est qu’un stigmate.

L’écrivain réchauffe ses mains,

Le sang coule de son nez,

De ses yeux, de ses mains.

Il s’enferme pour lutter,

Pour se battre contre le monde.

Pendant la nuit, il succombera.

Et il renaîtra en lui

L’esprit de l’homme libre.

Il se verra, lui-même,

Sous le ciel de l’été,

Allongé sur les sables.

La mer sourira aux dents éclatantes

Pour s’évanouir dans son vertige

Incessant, infini.

Il retrouvera la paix perdue,

L’état primaire de l’homme

Dans les ombres.

La liberté de rien faire.

De rien attendre.

De rien être,

Parmi les merveilles.

Il se rappellera cieux,

Mers, sable,

Os, sang, yeux,

Et inventera des mots

Pour leur dire au revoir.

April 15th 1998

¿Te arrullará Caronte en su regazo
mientras cruzáis el río en su barca
hacia la orilla desde la que ya no oiré
tu risa, tu llanto, tu hipo, tu alma?

¿Te dará Yahveh unas alitas
como las de los ángeles de Raphaello
para que vueles y pueda sentirte cerca
y puedas venir a mi cama si tienes miedo?

¿Me bastará escudarme en el odio
y en el rechazo, en el olvido y la ira,
cuando lleguen las nueve de la noche
y el agua de tu baño esté fría?

¿Llevarás nuevas a Egipto?
¿Serás un ángel, un duende?
¿Serás de luz? ¿Serás de agua?
¿Serás copos cuando nieve?

¿Te reencarnarás en alguien cercano
para venir a enamorarme un día,
para hacerte notar con detalles
pequeño, como una pluma en las vías?

¿A qué dios le rezaré, a qué Cielo irás,
a qué santos y santas les pediré
que te laven tu manta azul cada domingo
y echen vainilla en tu Nutribén?

Te has dejado tu zanahoria
con cara de azafata de Iberia.
Yo te la guardo y te aguardo
para que el día que quieras, vengas.